UN LIBRO DIFERENTE: LA CIRUGÍA PLÁSTICA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LAS MUJERES QUE SE DEDICAN A ELLA
Autora: Dra. Priscilla Alcócer Cordero (Ecuador)
Colaboradoras:
1.- Dra. Pilar del Carmen Estrella Tejada (Ecuador)
2.- Dra. Marcela Yépez Intriago (Ecuador)
3.- Dra Gloria Magdalena Manassero (Argentina)
4.- Dra. Patricia J. Erazo (Brasil)
5.- Dra. Talita Franco (Brasil)
6.- Dra. Ruth Graft (Brasil)
7.- Dra. Lydia Masako (Brasil)
8.- Dra. Manuela Elena Berrocal Revueltas (Colombia)
9.- Dra. Linda Guerrero (Colombia)
10.- Dra. Lina Triana (Colombia)
11.- Dra. María Gabrielle Stein Castro (+) (Costa Rica)
12.- Dra. Gabriela Guzmán Stein (Costa Rica)
13.- Dra. Teresa De la Cerda (Chile)
14.- Dra. Carmen Gloria Morovic (Chile)
15.- Dra. María del Mar Vaquero Pérez (España)
16.- Dra. Silvia Espinoza Maceda (México)
17.- Dra. Militza Jovic (Perú)
18.- Dra. Betty Párraga de Zoghbi (Venezuela)
"Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir pero no vivirán tu vida.
Sin embargo.... en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño,
perdurará siempre una huella del camino enseñado.
Madre Teresa de Calcuta
"El Bisturi de Venus" recopila relatos de vida de 19 exitosas Cirujanas Plásticas de Iberolatinoamérica en sus facetas personales y profesionales. Pensar para hacer, libertad para decidir, reparar para repetir, perseverar para triunfar, sentir para vivir; fueron preceptos unánimes que marcaron la vida de estas cirujanas, herederas de Agnodice, Elena de Céspedes, Margaret Ann Bulkley y tantas otras mujeres a lo largo de la historia, que en muchas ocasiones, sacrificaron roles femeninos para dar lugar a otra gran pasión, su profesión médica.
Las biografías conjugan aventuras asumidas con aplomo y dignidad, describiendo momentos difíciles de superación personal, aciertos y desaciertos, conflictos internos de género, todo ello relatado con la finalidad de ser compartido sobre todo con "Ellas", las futuras generaciones de Cirujanas Plásticas que luego de un largo derrotero, sentirán que el "ser mujeres" las hace diferentes, inigualables, únicas, ni mejores, ni peores, ni capaces ni incapaces, solo mujeres llamadas a crear un océano azul propio y a concluir algún día diciendo: "Me siento orgullosa y feliz de ser mujer".
Dra. Priscilla Alcócer Cordero
Características técnicas
Edición: 2014
Páginas: 181
Impresión: color
Tapa: blanda
Formato: 15 x 21 cm
Impreso en Ecuador, primera edición septiembre del 2014
Contacto para solicitudes:
PRESENTACIÓN INTERNACIONAL DEL LIBRO
Desde su edición, el libro ha sido presentado formalmente en:
- Cancún (México), durante el XX Congreso de FILACP, septiembre del 2014. La presentación corrió a cargo del Dr. Guillermo Vázquez, Presidente Electo de FILACP , y contó con la presencia del Dr. Reinaldo Kube, Presidente de la FILACP en ese momento y de la mayoría de las autoras.
- Guayaquil (Ecuador), mayo del 2015. La presentación corrió a cargo de la Dra. Katia Murrieta, jurista, escritora y periodista, Ex Embajadora del Ecuador ante la UNESCO, en París.
- Cartagena de Indias (Colombia), durante el XXXV Congreso Nacional de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, mayo del 2015. La presentación corrió a cargo de la Dra. Manuela Berrocal, Presidenta del Congreso y coautora del libro.
Con autorización de la Dra. Murrieta, reproducimos su discurso de presentación en Guayaquil, que de alguna manera dará idea a los lectores del contenido del libro.
Presentación de la obra "El bisturí de Venus"
Por Katia Murrieta:
Ex Embajadora del Ecuador ante la UNESCO en París. Jurista, escritora, periodista, poeta, aficionada a las bellas artes y oradora.
Guayaquil, Ecuador, 24 de abril de 2015
Los cambios que han sufrido la mayoría de las sociedades desde la segunda mitad del siglo pasado al actual en lo que concierne a la mujer son muchos, especialmente si los miramos desde el punto de vista de su propia imagen, iniciativa, creatividad, producción y roles en el hogar y en la comunidad.
Pero, debemos reconocer que estas mutaciones han sido posibles gracias al trabajo realizado por las propias féminas, y que luego han debido ser aceptadas en sus respectivos espacios, comenzando por ellas mismas que guardando en sí los prehistóricos principios de mujeres en la casa, cocinando, lavando, planchando, zurciendo, criando hijos, atendiendo al marido, bordando y tejiendo, habían dado las espaldas a los avances de sus congéneres. Quiero decir con esto que no solo ha sido una lucha de ellas contra ellos, sino también, algunas veces, de ellas contra ellas. Así lo dice, por ejemplo Gabriela Guzmán Stein en este libro "El bisturí de Venus", que presentamos hoy: "...todavía más curioso y notorio es descubrir que el mayor enemigo de la mujer es la misma mujer, que se presta y puede ser manipulada también por los hombres...".
Cuando leemos las vivencias de cada una de sus 19 autoras, en una feliz recopilación realizada por la Dra. Priscilla Alcocer que incluye también su propia experiencia, nos percatamos de que, aún en pleno anochecer del siglo XX y despertar del XXI, los pensamientos y sentimientos atávicos respecto de la situación femenina y concepción de su persona como tal, en la sociedad y en el hogar, continúan; menos que ayer, por supuesto, pero persisten. Casi todas han tenido que "sublevarse" y batallar por sus derechos.
Así, Linda Guerrero cuenta que hace treinta y pico de años, para una mujer no era fácil abrirse un espacio en la Medicina; "... éramos cinco mujeres de cincuenta que ingresábamos a esta carrera, terminamos dos;... para muchos profesores era una pérdida de tiempo, era el quitarle el cupo a los hombres que sí seguirían ejerciendo, mientras que las mujeres terminaríamos en la cocina con los hijos...". Teresa de la Cerda relata que cuando empezó a ejercer la Cirugía, comenzó a notar actitudes discriminatorias en un mundo dominado por los hombres. Nadie, confiaba en una mujer cirujano, y eso se reflejaba por ejemplo cuando daba un diagnóstico y tratamiento al paciente y luego un médico, jefe de servicio, al ver que ella lo había hecho, cambiaba todas las indicaciones. "Pero nada de eso me detuvo ni frustró", agrega "al contrario, encontré más razones que me impulsaron a perfeccionarme". Y esto que recuerda Carmen Gloria Morovic es no menos interesante: "...cuando tuve mi primera entrevista con el doctor González (Jefe del Servicio de Cirugía), su primera observación fue: ¿Usted está segura de que quiere ser cirujana? ¿Por qué no elige una especialidad acorde con su condición de madre de familia con tres hijos? Además, aquí no estamos preparados para recibir mujeres... como usted ve no tenemos ni vestidor femenino...."
Marcela Yépez Intriago nos complementa estos criterios al manifestar que cuando decidió que iba a ser cirujano plástico, lo contó a sus compañeros, quienes le dijeron que ...."lo olvide, que no iba a tener ni un paciente, que esa especialidad no era conocida en nuestro país y que además la cirugía era para hombres". Cuando volvió a Guayaquil en 1.991, luego de hacer estudios en el exterior, dice que "...ni las mujeres confiaban en ser operadas por otras mujeres, siempre pensaban que ellas no servían para ser cirujanas, la cirugía era para varones".
Al mismo tiempo, debo decir que las 19 escritoras de sus vidas tienen muchas cosas en común: los problemas económicos, los de ser madres y esposas, llevar las riendas de su casa, y al mismo tiempo, ser excelentes profesionales. Es decir, que nada de ello impidió su formación, capacitación, desarrollo y superación. Todas cuentan en su curriculum con innúmeras especializaciones y puestos de alta responsabilidad en diversas instituciones.
Descollante es por ejemplo la historia de María Gabriela Stein Castro, cuya hija nos dice muy orgullosa sobre su madre, que "...fue durante el tiempo que se inicia la segunda guerra mundial que su padre le notifica que no podrá seguir pagando sus estudios, a lo que ella responde que hará lo imposible para continuar estudiando. Trabaja así en un comedor, limpiando baños, vendiendo corbatas, etc. y termina ejerciendo tres especialidades: Cirugía General, Cirugía Plástica y Reconstructiva, y Gineco-Obstetricia...".
Quienes somos madres trabajadoras entendemos la preocupación de Gloria Magdalena Manassero: "...cuando Marina tuvo tres meses, consideré que ya era tiempo de retornar al hospital. Cada viernes que volvía de la guardia, Marina ya había comido y estaba pronta para su siesta. Cuando me acercaba no sonreía, esquivaba mis ojos y miraba para otro lado!, sorprendida comprendí que ese pequeño ser de tres meses estaba ofendido por mi ausencia" Algo similar le ocurrió a Ruth Graft, quien dice: "Confieso que mi madre me ayudó mucho cuidando de mi hija para yo poder terminar la residencia. Por ser Curitiba una ciudad pequeña y con poco tránsito, en aquella época yo podía amamantar a mi hija y trabajar corriendo de allá para acá constantemente". En tanto que Patricia Erazo Indaburo resume su existencia diciendo: "Cuando Dios decidió que sería mujer, el bisturí tal vez ya vino dentro de mí, la vida profesional quizás es un poco diferente en una mujer, pues nos dividimos entre el consultorio y el hogar, e intentamos como pulpos resolver y abrigar a los que amamos".
Priscilla Alcocer Cordero, en bellas frases nos dice: "Este libro intenta acercarnos al entendimiento del alma femenina, dual, a veces suave, a veces dura; abismo insondable, a veces azul, a veces rosa, a veces negro, incomprensible, inconmensurable, sumisa, irreverente, libre y sometida; tantas cosas a la vez que llena, que rebosa, que explosiona".
Considero que Pilar Estrella Tejada nos da la idea completa de sus sueños de niña, cuando escribe: "No sé en qué momento de mi vida decidí estudiar Medicina, lo que si recuerdo es que dentro de mis juguetes siempre estaba el maletín de primeros auxilios, aquella maletita blanca con la cruz roja..."
Cuantos sueños de estas valientes mujeres se han cumplido a lo largo de sus exitosas carreras. Y, una de las expresiones más hermosas, que me impactó, es la de María del Mar Vaquero Pérez, quien concluye diciendo "...que el sentir siempre el afecto de sus colegas hacia su otra mitad, Jose Luis, en tantos países a los que me ha acompañado, ha sido, sin lugar a dudas, un gran incentivo para seguir cruzando el charco..", y que desea que lo siga haciendo durante muchos años.
Pero no solo es la narración de la vida de estas desafiantes emprendedoras; esta obra tiene un mérito adicional: el resumen histórico de la Cirugía Plástica que nos hace la Dra. Marcela Yépez Intriago, quien nos revela que "La civilización egipcia plasmó también sus conocimientos médicos en el papiro de Edwin Smith (2.200 D.C.), describiendo intervenciones quirúrgicas y el tratamiento de lesiones traumáticas y fracturas faciales". Afirma que los babilonios hicieron algunas operaciones en los ojos, como extracción de cataratas, aproximadamente 1.900 años A.C.; que, en la civilización hindú, en el Rig–Veda (1.500 años A.C.) y en el Atharva-Veda, se describen reconstrucciones de narices a expensas de colgajos de vecindad tomados de la mejilla y trasladados a la frente. También nos llama mucho la atención el que fue en la Primera Guerra Mundial cuando se impulsó la Cirugía Plástica tal y como la conocemos hoy en día, por el enorme número de soldados y víctimas de la guerra con heridas por proyectiles que desfiguraron sus rostros y sus cuerpos. La Dra. Alcocer nos da a conocer datos históricos muy importantes al contarnos sobre la primera cirujana en Grecia, y como el consejo ateniense se vio obligado a autorizar a las mujeres a estudiar Medicina, lo cual ocurrió en el 350 A.C.
Y aún hay más en esta vitrina abierta a quienes estamos interesados en saber cómo se forjaron estas 19 médicas, que, como dice en su interesante prólogo el profesor Dr. Luis Vascónez; "....todas han demostrado en forma clara y contundente que una mujer puede sobresalir en la carrera profesional, puede ser una buena madre y esposa, y además, puede ser un ser humano con dotes de ética, caridad y deseos de ayudar al prójimo".
Ese plus ha sido en ellas el afán de crecer cada día más. Lydia Masako dice "... aprendí prematuramente que el camino se hace al caminar y que, si realizamos lo mejor en nuestras vidas diarias, el camino se definiría, no haciendo atajos a recurrir. Sin embargo, los obstáculos seguirán siendo muchos y cada vez más difíciles. No obstante, son esos obstáculos que venían los siguen haciéndome crecer como persona". Pensamiento que se complementa con el de Manuela Elena Berrocal Revueltas, quien aconseja: "Persevera y vencerás", y nos deja caer, como gota de rocío, este bello pensamiento: "No permitas que nadie te corte las alas para enseñarte a volar. Vuela sola sin temor y haz realidad tus sueños". En tanto que Silvia Espinoza Maceda arenga a todos diciéndonos: "Recuerden lo que alguna vez León Tolstoi escribió: el secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace". Mientras que Militza Jovick nos da la idea de lo que es su profesión, la de ustedes: "Para mí, ser cirujana es una vocación que va más allá del bisturí. Cuando un paciente llega a mi consulta percibo su necesidad de recobrar la seguridad, la confianza en sí mismo, que no se limita al aspecto físico". Concepto que se complementa con el pensamiento de Betty Párraga de Zoghbi, cuando manifiesta: "He ejercido con pasión, devoción y afortunadamente con éxito, reconociendo que no existe un sentimiento más satisfactorio que el respeto profesional que le profesen los colegas que comparten nuestra especialidad".
Pero, hay algo más que quisiera transmitirles: cuán importante puede llegar a ser la Cirugía Plástica en un ser humano. Para ello, recurro a Marcela Yepez Intriago, quien escribe "Una cirugía plástica no cambia la vida de una persona, pero el verse bien, sentirse feliz con la imagen que proyectamos ante un espejo, nos da seguridad y nuestra actitud ante la vida será diferente". Y a la Dra. Priscilla Alcocer, quien en frases muy sensibles, expresa que laa Cirugía Plástica le enganchó desde aquel día que fue a una primera charla y pudo ver casos de pacientes reconstruidos y como sus vidas cambiaban a partir de allí, es decir, "....había una luz más allá del túnel considerando que la estética implica también, reparar, convertir y transformar".
Me gustaría, finalmente, citar una frase muy elocuente de Lina Triana: "Hago una invitación a todos para que sigamos uniendo fuerzas a fin de demostrar a nuestra comunidad, con el trabajo honesto que hacemos, que los procedimientos estéticos en malas manos son un riesgo social para nuestro país y el mundo".
Debo felicitar a estas 19 mujeres a quienes el destino unió en un solo ideal: ser útiles a la sociedad, desde y con su bisturí. Una quemadura, un labio leporino, un paladar hendido u otra deformación congénita; un accidente de cualquier índole, o el simple deseo de tener una imagen mejor, pueden ser hábilmente corregidos o cumplidos con las manos, sapiencia y conocimientos de ellas.
Sus vidas, repletas de sueños hechos realidad, constituyen un ejemplo a seguir por las presentes y futuras generaciones. Nada les impidió alcanzar sus metas. Supieron compartir y equilibrar el tiempo dedicado al ejercicio de su profesión y a sus familias. Por eso, recomiendo la lectura de este libro; cada vivencia está tan llena de riqueza espiritual que nos conmueve y nos aporta coraje, valentía y decisión para seguir nuestro rumbo.
Para ellas y para la autora de "El bisturí de Venus", la Dra. Priscilla Alcocer, solicito a la sala un cálido y cariñoso aplauso.
Muchas gracias.